La madre tiene que ser garante y guiarlos por el buen camino, inculcándoles buenos principios, porque así recogeremos buenos frutos. Así que si siembras cactus, no podrás recoger flores, para el hijo tú eres su guía si no lo haces, recogerás espinas.
Como madre, tú eres el árbol frondoso que les da sombra, oxígeno y vida a esa ramita que es parte de ti. Pero recuerda que un día no muy lejano ellos tienen que dejar el nido y tú tienes que cortar esa ramita pero con mucho cuidado, donde no la vayas a dañar y así ellos siempre llevarán esa parte de ti, por lo que no te olvidaran jamás y formarán su propia vida aprendiendo a labrarse su propio camino y destino.
…bendícelos, aunque estén lejos.
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